Cosita Rica...: Los Come Tequeños. CTQ

viernes, 10 de julio de 2009

Los Come Tequeños. CTQ

Los Come Tequeños. CTQ

La expresión, debo reconocerlo, no es de mi autoría, la tome prestada de un viejo discurso oficial el cual fue vertido con la sorna suficiente para marcar en su momento, distancias un día del periodista hace algunos años atrás. Con la expresión trataban de graficar la presencia de un personaje de nuestra picaresca criolla, que no elude cumplir religiosamente con cualquier sarao público, bonche o postura de agua, y que se caracterizan por su incorregible devoción por los tequeños, los homenajes y el whiskey gratis. En forma llana, hablamos entonces de un verdadero amigo del proceso revolucionario, sin que eso signifique que él sea militante del ídem.
En estas fechas de guardar, esta categoría endógena, que no tiene que envidiar en nada a ya las formuladas por Max Weber, los CTQ se activan como una expresión de olorosa recurrencia, pues una vez que se avista la fuente que porta los humeantes cilindros de queso y harina, una reacción muy similar al reflejo de Pavlov, les ordena a los CTQ que se rindan. Y así, en forma de sinuosa cascada, se aflojan los controles y patrones morales de quien inerme y hambriento enfrenta tamaña tentación. Entonces, podemos decir que contra la purga ideológica que trata de convertirnos en una realidad polarizada y antagónica, la consigna es comer tequeño parejo para alcanzar la paz del siglo 21.
Es imposible resistirse a semejante prueba. No hay control deontológico, ni pócima mágica que nos libere del influjo demoledor que significa comernos un tequeño tras otro, sobre todo si son gratis y son servidos en el desarrollo de una mega recepción oficial. Obviamente el placer es mayor si hay autoridades del más alto nivel. Según Pedro Bereciartu, amigo cercano en afectos y Doctor en Tequeños de una universidad Parisina, no se diferencian entre sí. Saben de igual forma los tequeños escuálidos que son elaborados con queso oligarca y reaccionario, tanto, como los de nuevo cuño boliburgues y revolucionario provenientes de vacas socialistas. Tequeño es tequeño, y su fantasma recorre ya toda Europa de la mano de Carlos Marx y últimamente, camina por América Latina, conducido por el también fantasma de Nolberto Ceresole.
Es tal el dilema, que una sentencia popular nos advierte, que fiesta sin tequeños, no es precisamente un evento digno de llamarse como tal. La denominación severa y adusta de “come tequeños” terminó por formar parte del acervo histórico del discurso oficialista, sobre todo, por la necesidad de construir los nuevos significantes para describir al hombre nuevo. Con la denominación “come tequeños” se designa a una ingente categoría de ciudadanos, reducidos ellos, a un estado de sumisión total, que en supremo estasis, abrazan cualquier causa que los convoque, si de por medio, hay tequeños, claro está.
Este es un hecho que en sí mismo representa su más dramática realidad, porque el deleite de la ingesta, les impide percibir la magnitud de la tragedia con la cual un estado totalitario, reduce a los ciudadanos de un país cualquiera. Así entonces, a punta de tequeños se obtiene la seguridad material, en detrimento de la libertad del espíritu. Un “sumiso come tequeños” es un individuo que en forma voluntaria renunció a su libertad y a la responsabilidad que ello implica, para refugiarse en la comodidad de quien solo obedece. No se enganchan ni se enrollan, solo comen tequeños, pues luego de ello, es posible que existan.
Mientras más se erosiona el alma de la sociedad, envileciéndola con el discurso único del resentido con poder, es mayor la dotación de tequeños con las cuales se anulan los mecanismos que permitirían a “los no iguales” compartir civilizadamente bajo el paraguas de la diversidad. También, me dijo el Negro Oviedo, que con ese nombre existe una partida presupuestaria – la 11054632PRCH- en el Plan de Gastos del MINCI y buena parte de las gobernaciones de estado. Estas son erogaciones sin límites, que en este caso muy puntual se utilizan para enfrentar y dividir la unidad gremial con la cual actúan los periodistas en estos “orwelianos” días.
El hermano mayor vigila y la mejor recompensa que tiene para sus súbditos son unas generosas raciones de tequeños. En todo caso los “come tequeños” existen y adoptan las más variadas formas. Puede ser esa inefable reportera que solo reseña casos de comunidad sin acusaciones directas contra el gobierno, y que su canal sumiso integra al último bloque de noticias de un soporífero noticiero. Se encarga de los “caliches” de los declarantes de los lunes, esa impenitente fauna que solo vive para dar ruedas de prensa que ya nadie atiende ni les reconoce utilidad. No olvidemos que la sumisión termina por ser un “sustitutivo simbólico de la propia inferioridad”, nos dice el Sociólogo Ángel Oropeza.
También puede ser el otrora gremialista, que ante las cifras de periodistas agredidos a nivel nacional por las huestes de la verdad suprema, replica la conducta de un niño autista. El no ve ni escucha absolutamente nada, un poco para saber de nuevo, que el poder político nunca puede serlo, sin la aquiescencia de la gente. Se cuela con holgura en esta enumeración de engullidores de tequeños, el coleguita dirigente sindical, que afable sonríe ante la oportunidad que le impongan su nonagésima medalla en honor al inventor del daguerrotipo criollo, aquel que emulsionaba con cocuy de penca sus primeras fotografías. Consientes están, en que mientras más inmarcesible resulta el hiperlider de la ocasión, mas honroso será arrastrase ante él.
En estos días de polarizadas discusiones, ellos abogan en su defensa con el espíritu hippie de los años 60. Eluden la realidad que representa el cierre de medios privados y la persecución de periodistas con apoyo de una justicia sesgada y vengativa. Ignoran deliberadamente, el peligro que representa para las ideas libres la creación de una red oficial de propaganda conformada por 5 canales nacionales de TV, uno internacional, 35 televisoras comunitarias en UHF, dos cadenas nacionales de radio, una agencia de noticias, 73 periódicos comunitarios y 110 páginas web. Un verdadero latifundio comunicacional para la construcción de la ansiada hegemonía comunicacional. Diosdado dixit.
Ellos claman por la paz, el amor, los premios de reconocimiento, las laptops, los TV de Plasma, condecoraciones y las fotos en el facebook con “quien por ahora, manda”. Ya veremos el año entrante, a quien rendirán sus voluntades, porque el gran dilema de la sociedad venezolana en estos días estriba entre el miedo y la comodidad. La seducción toca por igual a artistas, músicos, flautistas y cuidadores de perros.
Esta filosofía da para todo, permite sobrevivir con la poca dignidad que queda a quienes asisten al arrocito de los gremialistas émulos de Gloria Cuenca, que serios y circunspectos advierten que mal pueden celebrar el día del periodista con un gobierno, que tiene entre su palmarés más preciado, el cierre de un canal de como Radio Caracas, y el haber puesto los carbones para comerse al grill a un segundo canal de noticias, independiente para mas señas, en menos de dos años. No contemos los agravios a los periodistas, la disolución moral del país, el envilecimiento de la verdad, la inversión de valores, la politización del odio y el resentimiento como los antivalores de un país que marcha a la saga de los más pobres y depauperados del continente. La lista es larga, por si no lo saben, pero Paris bien vale una misa y una paila de tequeños.
Son cosas de la postmodernidad. Por lo visto da lo mismo asistir a la fecha de los gremialistas que sobreviven en el CNP, digno heredero de la AVP, y a la noche siguiente ir presurosos a disfrutar el sarao que el gobierno preparo para halagar a sus seguidores, afines y relacionados. Comer de la mano del Estado nos obliga a bailar al son de los desvaríos de quien lo representa, y eso no tiene nada que ver con el honroso oficio de ser un periodista de verdad, verdad. Una vez escuche decir a un viejo político de la cuarta, hoy caído en desgracia, que a los periodistas había que halagarlos sin límites, porque esa era la mejor manera de ponerlos bajo control. Veo que también la receta corre fácil en la quinta. No se llamen a engaño, el poder político desprecia profundamente al periodismo crítico y de ideas propias, porque es el único adversario capaz de hacer notar todos sus vicios y sus pocas virtudes.


Alfredo Alvarez.



Cortesía El Impulso

Que verguenza esta oposición!!!




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