Cosita Rica...: Las elecciones regionales y la coyuntura histórica

lunes, 28 de enero de 2008

Las elecciones regionales y la coyuntura histórica

Las elecciones regionales y la coyuntura histórica

Antonio Sánchez García

Lunes, 28 de enero de 2008

La estratégica derrota que le inflingiera el pueblo democrático al proyecto del socialismo del siglo XXI el 2 de diciembre pasado ha venido a trastocar el escenario político nacional en 180º. Se impidió entonces no sólo la implementación de un proyecto totalitario, perseguido astuta y tenazmente por el teniente coronel Hugo Chávez desde que diera el golpe de estado del 4-F del 92, sino el desarrollo mismo del llamado proceso revolucionario. Pues tal derrota estratégica sólo fue posible gracias a la profunda y posiblemente irreparable fractura del bloque político dominante y la consiguiente aparición de nuevos factores políticos y sociales: por una parte, el llamado chavismo sin Chávez, representado en las figuras de PODEMOS y su líder Ismael García, el general Raúl Isaías Baduel y Marisabel Rodríguez. Y por otra parte la emergencia de un poderoso movimiento estudiantil con una carga de nuevos liderazgos, un nuevo discurso político y una profunda rectificación del rumbo llevado hasta entonces por la oposición tradicional.

La derrota es estratégica – y de ninguna manera “pírrica”, como pretendió el derrotado presidente de la república sino profunda y de graves consecuencias – porque liquida las pretensiones totalitarias del proyecto bolivariano, ahonda la fractura entre revolucionarios y demócratas en el seno del chavismo y acelera una perdida creciente de respaldo al “proceso” y un divorcio posiblemente irreversible entre el carismático teniente coronel y las masas. Dadas las particulares condiciones de la idiosincrasia política del electorado venezolano, esa derrota se profundizará en las próximas contiendas electorales e impondrá un reacomodo en el cuadro de alianzas y en el comportamiento de las fuerzas políticas y sociales enfrentadas. Y dadas las muy particulares características personales y psicológicas del presidente de la república, que según todos los análisis de su personalidad no está en capacidad de afrontar una adversidad de tal magnitud y revisar y corregir a fondo su comportamiento confrontacional y violento, todo hace presumir un quiebre fundamental en el curso del desarrollo político nacional.

Dada la gravedad de la apuesta y el riesgo del todo o nada que signara el envite del 2-D, convertido por el propio presidente de la república en un plebiscito sobre su persona, todos los actores del conflicto que vivimos debieran tomar consciencia de la hondura de la crisis y la trascendencia de las opciones. No está en juego el presidente de la república o las dirigencias regionales del chavismo que obedecían antaño a su liderazgo: está en juego la sociedad venezolana misma, su existencia como Nación y el destino futuro que sus ciudadanos quieran darle. Está en juego el país que queremos. No sus parcialidades, sus parcelas de poder o sus acomodos coyunturales.

De allí la necesidad que tienen los factores que, querámoslo o no, continúan ejerciendo el liderazgo de nuestra vida política, de situarse a la altura de las circunstancias, deponer sus tradicionales mezquindades e ir a la mayor brevedad posible a la conformación de un profundo, serio y verdadero entendimiento nacional. Adecuando sus propósitos y exigencias a los anhelos de la sociedad civil y al desafío histórico que la modernidad y la globalización nos imponen. Acordando un pacto de gobernabilidad, unos principios rectores de la actuación futura y perfilando la Nación que necesitamos y queremos: moderna, justa, solidaria y progresista. Democrática y descentralizada, pujante y abierta, emprendedora y laboriosa. Libre de las taras del pasado y del estatismo populista, clientelar y demagógico que nos condujese al abismo en el que hemos vivido esta última década y del que al parecer comenzamos a salir.

Grandeza, no mezquindad. Lucidez, no ambición personal. Patriotismo, no aprovechamiento. Desprendimiento, no egoísmo. Y conciencia del futuro, no brutal instinto de sobrevivencia y oportunismo tribal. De allí el llamado a integrar a todos los grupos y partidos en esa cruzada por la revolución de la decencia y la moral – no importa cuan errados hayan estado unos y otros en el pasado inmediato. De allí un rechazo categórico a taras aberrantes como el nepotismo, el sectarismo y la exclusión. De allí la exigencia de entendimiento y reconciliación nacional de todos los venezolanos tras un proyecto, no tras nombres o caudillismos espurios.

Es la hora de la grandeza. Una oportunidad única que debemos aprovechar sin dudas ni vacilaciones. Construir la Gran Venezuela que todos anhelamos.


sanchez2000@cantv.net

Cortesía Analítica


Esperemos que la oposición tenga esta vez el sentido de la oportunidad más avezado. En la unión está la fuerza, si no nos unimos, lo tendrémos en el poder hasta que se muera.





weblogUpdates.ping Cosita Rica... http://cositarica51.blogspot.com/