El monólogo de lo absoluto
El monólogo de lo absoluto
Sábado 23 de junio de 2007
Publicado en la Edición impresa
MARACAIBO.- Las parrafadas de Hugo Chávez por la televisión venezolana pueden ocupar varias horas. Algún televidente argentino puede estar al tanto de lo que se trata, ya que el programa "Aló Presidente", que se transmitía por Canal 7, tenía a Chávez como un orador incansable, tratando de emular a su amigo y referente Fidel Castro.
Acompañado por miembros de su gabinete, Chávez parlotea sobre los más diversos temas, algunos que se remontan a sus andanzas juveniles, con esa cadencia morosa que es habitual en las charlas de sobremesa tras un asado. La diferencia es que aquí no hay diálogo, no existe el ida y vuelta, hay un monólogo ininterrumpido, latoso, capaz de hacer dormir a las ovejas.
Entre la variedad temática que aborda Chávez no puede faltar el fútbol, la Copa América, ya que el jefe de gobierno se puso al frente de una competencia que es considerada casi una cuestión de Estado, a través de la cual difunde su "Socialismo del Siglo XXI". En el país del béisbol, el presidente encontró en el fútbol un interesante instrumento propagandístico. Para demostrar su compromiso con su seleccionado, Chávez realizó un insólito análisis de la derrota por 4 a 3 de Venezuela en un amistoso ante el combinado vasco.
Dejó un mensaje esperanzador sobre el futuro del equipo Vinotinto y destacó la importancia de su figura, el delantero Juan Arango.
El presidente venezolano, señalado por el escritor Javier Marías como el líder de una "nueva predictadura", adoptó un tono admonitorio, mezclando política y fútbol, para referirse a las posibilidades de los grandes animadores de la Copa América, la Argentina y Brasil: "Cuidado Lula; cuidado Kirchner. No quiero quejas ni que digan que les faltamos el respeto si les ganamos 3 a 0. Venezuela es una fuerza creciente y lo va a demostrar".
Chávez sólo lamentó que no podrá estar presente durante todo el torneo: "Debo ir a Rusia y a Belarús para mantener reuniones muy importantes para nuestro país. Para cuando regrese ya estaremos por los cuartos de final". Chávez no acusa el más mínimo recibo de las informaciones que dan cuenta de los retrasos en las obras en varias sedes. Por el contrario, el mandatario se afirma en su discurso megalómano: "Nuestros estadios no tienen nada que envidiarles a los de los mundiales o Juegos Olímpicos. Yo me encargué de inspeccionarlos". Así es Chávez, se maneja con un discurso absolutista, sin margen para el disenso o la confrontación.
Cuando un foco opositor lo perturba en exceso, arbitra los medios para silenciarlo, como le ocurrió a la cadena Radio Caracas Televisión, cuya licencia no le fue renovada por cuestionar las políticas del jefe supremo.
Claudio Mauri
Así nos ven en el exterior, y a mi la verdad, me da vergüenza ajena!